
Ha ocurrido algo inesperado.
Ha ocurrido algo que nadie calculaba, que no estaba en los anales, y que no se contabilizaba de antemano.
Pero las cosas suceden muchas veces sin lógica alguna, sin razón ni explicación.
Los congresistas son ejemplos de ello.
Actúan distinto a su origen y a su formación, a su historia de vida, desilusionando a muchos, enojando a otros y preocupando por el destino que tendrá el futuro a la mayoriía.
Los años pasan, y muchas veces los actuares pasan a un segundo y un tercer plano.
Pareciera que los días, meses, en fin, la energía del tiempo, van cambiando a las personas y sus formas de pensar y sentir, quienes sin remordimiento, deciden hacer cosas que antes nadie habría osado pensar.

Este es un tema grave, a mi juicio, y que en determinadas circunstancias se repite en la vida diaria.
Sería bueno anticipar estas actuaciones de alguna manera, para no sorprenderse ante estos cambios repentinos en las formas de actuar.
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