No al imperio de la risa, el poder monetario y a la retórica del que se las sabe todas y lo tiene todo.
No al convencimiento que por ser un empresario "sabe más, es capaz y No va a robar".
No a Piñera.
No al candidato Piñera.
No al dinero ganado en malas artes ni a sus características de "zorro empresario".
No a que se haya hecho rico gracias a Pinochet y a los regalos que dio a su séquito de financistas que se enriquecieron con las privatizaciones, de las que Piñera el candidato se zampó Lan Chile, comprando esta empresa estatal a precio de huevo.
No a su matonaje.
No a su canal desinformador.
No a sus pingos domingueros de Melnick, Villegas y Guillier.
No a su eterna y segura sonrisa.
No su medíatica carrera.
No, en definitiva, al empresario Piñera.
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