Estos días han estado verdaderamente raros.
Raro es una palabra que tiene muchas acepciones, pero en este caso que estoy exponiendo, me lleva a pensar en las palabras que han sido proferidas por los políticos, quienes representan a muchas personas como nosotros y nosotras, y que de verdad, han enrarecido el ambiente.
Es raro ver a quienes han sostenidos posturas hermanas por años, en campañas y temas y conceptos de vida y de igualdad, ellos y ellas que han defendido posturas irreconciliables con la derecha, uno al lado del otro, y en estos días pelean en temas que no deberían estar discutiéndose, y calificando y descalificándose gratuitamente unos a otros, a cada segundo, en una batalla que parece que no va a acabar.
Raro es ver esto. Raro es ver que también ellos y ellas -los políticos y políticas- deben saber que la gente, nosotros, quienes votamos por ellos y ellas estamos a la expectativa a cual será la próxima palabra que emitirán.
Todo esto es raro...
Hace un rato vi las imágenes de los involucrados acusados por fraude al fisco y no me acuerdo qué otro cargo... ellos, más que nadie, saben que todo está raro.
Ahí estaba el famoso -hoy- Michell o Mitchell... en fin, él y ellos son el rostro visible -o invisible- de que las cosas no están como deberían estar, y que en resumidas cuentas, hacen que todo, como está, haga ver a nuestro Chile Actual, parafraseando un título del sociólogo santiaguino Tomás Moulian, raro y extraño.
Pero como soy positivo, me parece que saldremos adelante, y digo saldremos porque me siento parte de este Gobierno y del trabajo de Michelle, y porque creo en la energía con que ganó la elección al poder económico y fáctico de la derecha, que a todo esto como conglomerado aliancista no existe hoy en el debate serio y responsable, y sólo lo hace en la crítica estrecha y absurda.
Un diputado de apellido Forni, con cara estrecha y absurda, dijo un frase para el bronce: que la Concertación estaba acabada.
Por favor, si más de la mitad de los chilenos creen en ella, y más de la mitad está con la concertación, la que continúa poseyendo la mística y fuerza que se le vieron en su origen.
A pesar, eso sí -y hay que decirlo-, de las cosas raras y de las personas estúpidas que han manchado todo con sus actos investigados por la justicia y evidentes faltas a la seriedad.
Y él y ellos, los del señor diputado Forni, con esa cara estrecha y absurda, no hacen más que ladrar con rabian por el poder que años atrás, con los fusiles de Pinochet, perdieron y que sus rancias familias tuvieron y usufructaron a costa de las personas que como nosotros, creían en ellas, pero que hoy, aún creen en que todos y todas podemos ser más iguales.
Aunque eso, claro está, cueste.
Seguiré pensando en todo esto, y seguiré desentrañando lo raro que está todo esto.
Un abrazo.
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