jueves, 15 de octubre de 2009

Bielsa políticamente incorrecto

Bielsa políticamente incorrecto

Bielsa políticamente incorrecto
Octubre 15th, 2009 Por Ignacio Pérez Tuesta rss

Acaban de terminar las clasificatorias al Mundial de Sudáfrica y todos están orates con Marcelo Bielsa. Es que los números de la Roja no merecen más que halagos, litros de tinta en los pasquines, horas de televisión, gritos radiales y miles de links.



Pero creo que la gran lección que el DT de la Selección Chilena de fútbol va más allá de la cancha y de los logros palpables y objetivos. Y a dos meses de las elecciones, los políticos son quienes más deberían tomar nota de lo que ha hecho el rosarino en nuestra tierra.


Si bien la gente (es decir la masa que se cuelga del fútbol en algunos momentos, sólo por beneficios económicos o por ser una posibilidad de liberar tensiones, trancas o para chupar como cosacos) lo comenzó a idolatrar hace pocos meses con velas, poleras y otras fruslerías, los hinchas-hinchas lo tomaron en serio desde que llegó y el respeto definitivo apareció cuando comenzaron las clasificatorias.


A Chile, donde en general reina el dicho “para que vamos a hacer las cosas bien, si las podemos hacer mal”, llegó un tipo que, oh que difícil, es tremendamente calificado para un trabajo. Ahí están los resultados. ¿Milagro? No, trabajo.


Llevamos varios meses efectivos de campaña presidencial y parlamentaria y es muy extraño ver políticos como Bielsa, pese a que el 98% de quienes buscan en esta pasada ocupar algún cargo de “representación popular”, venderían a su madre para aparecer posando en una foto con el Loco.


Pero Bielsa no podría ser político. Ni acá ni en ninguna parte. Hay varios ejemplos.


El rosarino tiene por definición jugar con wines, o sea punteros que vayan marcados por ambas orillas del campo. Es decir, el que va por izquierda no se cambia para otro lado, y el que entra por derecha no comete la locura de mimetizarse de centrodelantero o puntero izquierdo. ¿A cuántos políticos ha escuchado últimamente decir “yo soy de derecha” o “yo soy de izquierda”? Hoy, casi todos son “centro algo” o la estrategia es “buscar el voto de centro”. O sea, ni chicha ni limonada. Al final todos son del mismo lado y todos piensan casi lo mismo. Incluso algunos se han cambiado de bando, sin despeinarse ni arrugarse. Y se van reclamando.


Marcelo Bielsa está plenamente identificado con un estilo de juego y muere con la suya. No pocos lo querían matar cuando Brasil y Paraguay nos clavaron 3 en el Nacional. Pero él siguió firme y el tiempo le dio la razón. Hagamos un concurso: el que encuentre un afiche de un candidato con el logo bien grande de su partido político colgando en una calle se gana una camiseta de la selección. Yo se la regalo.


Bielsa recordó anoche en la conferencia de prensa su fracaso con Argentina y dijo que va a utilizar esa experiencia en Sudáfrica. Sería complicado hoy ver algún candidato tratando de asumir en cámara un error del pasado. Y vaya que han cometido muchos. Algunos más fatales que otros y hoy varios caminan por la calle como si lloviera. “Es que yo no sabía lo que pasaba”. Mamita querida…


Una de las primeras caricaturas que se hizo del Loco en Chile fue que se levantaba a las 4 de la mañana a poner los conos en la cancha y a revisar el pasto. Ve los videos hasta de Uzbekistán con Islas Faroe y manda al pobre Loro Morón a editar jugadas intrascendentes. Es decir trabaja en terreno hasta en los más mínimos detalles. Sigamos comparando: desde que llegó la democracia, gradualmente varios se acostumbraron al auto con chofer, al café en grano y a las camisas bien planchadas. Ya ni salen de las oficinas o centros de pensamiento (¿se ha fijado que es donde menos se piensa?) y arman estrategias a partir de encuestas y tendencias electorales. ¿Terreno? Sólo tres meses antes de las elecciones, preferentemente en la feria. De hecho en las elecciones pasadas un candidato dijo en un debate que él no creía que con un pasaje de Metro se podía andar dentro de la red todo el día si uno quisiera. Mal.


Cuando se prenden las cámaras los candidatos ponen su mejor sonrisa, hacen las cuñas que le pasan sus asesores, besan un par de ancianas, acarician una cabeza y lanzan ofertones con menos sustento que un puente colgante. Bielsa no mira las cámaras, tiene una voz más monótona que un peaje y jamás ha hecho una promesa. Es más, su dialéctica es tan complicada que la mayoría le entiende la mitad de lo que habla. Lo suyo no es seducir en 10 segundos para ganar aplausos, es demostrar resultados.


La última y que sostiene todo lo anterior. El proyecto de ley para nacionalizar a Bielsa por gracia es el reflejo que hay algunos que se quieren aferrar a alguien que tiene votación popular sólo por trabajar bien. Impresentable. Es la demostración que no entienden nada. Cero.


Mientras el Loco ya prepara el Mundial de Sudáfrica que se inicia en 238 días más, en las próximas elecciones varios necesitan milagros para llegar a su mundial. Ese al que muchas veces se llega por obra y gracia de algunos espíritus nada de santos. Y no necesariamente por el trabajo bien hecho.


Lamentablemente para ellos, ahí Bielsa no puede hacer nada.