Por Juan Francisco Coloane
3 de enero, 2010
Su insistencia en el cambio se presenta como un contrasentido.
De transformarse en jefe de estado, tiene a su alcance un reducido espacio de poder y un estrecho margen de maniobra para cambiar políticas públicas exitosas y asentadas en 20 años de gobiernos de la Concertación.
Su aspiración, aunque loable se ve poco práctica.
Tomemos el ejemplo de Barack Obama.
Sigue acá: Juan Francisco Coloane: "El mito del cambio en Sebastian Piñera...