por ELVIRA LINDO
21/08/2010
vía ELPAÍS.com
El último adiós a Chéjov estuvo marcado por un quiebro cómico. Su cuerpo inerte, procedente de un balneario alemán, entraba en la estación de Moscú en un vagón de ostras. Aquellos que le esperaban se equivocaron de muerto y se unieron a la comitiva que honraba a un general, con orquesta incluida"
Sigue aá: Por qué queremos a Chéjov
No hay comentarios.:
Publicar un comentario