El país debe estar celebrando.
Los tenistas ganaron en Europa y los futbolistas también.
El país, de verdad, debe estar celebrando.
Pero, qué pasa con quienes no celebran. Fíjesen bien.
Hay personas que no tienen televisores, y hay personas que no ven los partidos de futbolistas y tenistas porque son ciegas.
También, hay personas que no pueden ver los partidos porque están en el trabajo, teniendo sexo, comiendo, trabajando, drogándose, caminando, nadando, escapando de algún asalto, haciendo la cimarra, tirando piedras, acariciando, sorbiendo, emborrachándose, o bien, sacando cuentas de cuanto van a ganar en la bolsa, apernando un tornillo, deserrajando una chapa de puerta sin llave, conectándose al mesenyer o alimentándose con carbohidratos, y etcétera, etcétera, entre otras tantas múltiples actividades.
En fin, ese es el panorama de personas que están en el país y que o están alegres y exhultantes, o están preocupadas de llevar adelante sus actividades y salvar sus preocupaciones.
Pero, y qué pasa también con las otras cosas, casos y quesos que nos pasan a diario, y que pasan a diario a cientos de miles de personas en nuestro país, sin contar con lo que sucede en muchos rincones del mundo.
Pienso tan sólo en los asaltos que suceden, en las violaciones, en los alumbramientos, en las siembras en los campos, y también pienso en la cantidad de líneas que se escriben a diario, en la de canciones que se tararean mentalmente, por silbidos, y las que se entonan al aire libre.
También, en la de programas radiales y televisivos que se hacen en cada rincón, y en la cantidad de pruebas que toman los conocimientos de niños, jóvenes, y adultos que están o estudiando una carrera universitaria o técnica, o sacando la enseñanza media o básica.
O en la de árboles que se están cortando, o en la de almas que suben o se transforman a diario, minuto a minuto, luego de abandonar los cuerpos que ocuparon, en el caso de que suceda esto y no sea que los cuerpos sólo sean ocupados por nuestras vidas humanas mientras ocupamos un lugar en el mundo, y al morir, sólo seamos materia que se pudre.
Además, pienso en los cientos de millones de recuerdos que las personas evocan diariamente. Qué raro es pensar eso, a todo esto.
En resumen, las alegrías pasajeras que nos transmite la televisión, la radio, el internet y la prensa, como pasa en el deporte, nos quita el ojo en que también podemos tener muchas alegrías en cosas más cercanas, pero también, en que podemos conocer penurias y tristezas que nos acechan y que pasan diariamente al lado de nosotros.
Creo que nunca nos conectamos con esas miserias y dolores que están en nuestro alrededor o que están en el tapete público, pero que nos rozan y que nos deberían recordar en que uno, hay cosas más importantes por las cuales calentarse la cabeza, y dos, que hay hechos iguales o peores que nos pueden suceder a nosotros.
Para que lo piensen.
Un abrazo a todos,
Illaps
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