martes, 20 de junio de 2006

Estoy a cinco minutos

Estoy a cinco minutos de salir de la oficina.

Estoy a cuatro -ojalá- minutos de salir a la calle a respirar aire puro.

Acá dentro está el aire pesado.

Está pesado.

Hace un rato hablé con mi novia, y no fui lo suficientemente acogedor con ella, a pesar de que está viajando a esta hora a otra ciudad extraña y debe estar cansada.

Estoy a tres minutos de salir de aquí y la llamaré, para saludarla como corresponde y para decirle muchas veces que la quiero.

Estoy ya a dos minutos de salir de aquí, y mientras me preparo, me habla mi compañera de labores, y escribo esto rápidamente para publicarlo luego y poder salir a respirar, a caminar y a juntarme con mi madre.

Estoy a un ratito de salir.

Afuera está helado. La ventana estuvo abierta unos minutos a mi lado y entró una brisa fría y penetrante, que me caló durante unos minutos.

Estoy, ahora, a un minuto de salir.

Miro mi mochila verde, mi chaqueta negra, y también, hacia donde está la puerta, y reconstruyo mentalmente el trayecto por la oficina y el pasillo, antes de llegar al ascensor, por el cual bajaré, y veo por donde escaparé hacia la calle.

Ya.

Me quedan unas pocas palabras más para salir.

Además, reconstruyo la conversación que tendré -en unos minutos más y si me responde- con mi novia.

Ella debe estar cansada.

La echo de menos.

Y mucho, porque siempre estoy con ella, y eso, me gusta.

Me voy.

Escribo ESTA línea y salgo de acá, no sin antes apagar este computador en el cual escribo esto, me pongo encima la chaqueta, y me despido de mi compañera y de Erwin, que está en el escritorio de al lado. Hasta pronto, porque después, me iré.

1 comentario:

Anónimo dijo...

TÚ YA NO ESCRIBES? ESTOY ESPERANDO...