De verdad que todo está borroso. De verdad que ha veces uno no sabe para donde va la micro.
Se ven tantas "cosas extras" en la vida, por decir de algún modo, que la carga de estímulos, imágenes, sonidos y sentimientos es muy grande, la que a veces no podemos dimensionar.
Es verdad. Este es un mundo globalizado y conectado. Es más: estas palabras las escribo conectado a la red internet... conectado.
Y como es un mundo globalizado el que nos ha tocado vivir, debemos acostumbrarnos a esta carga de elementos que se acumulan ante nosotros: imágenes de prensa, publicidad, canciones en la radio, conversaciones en la casa y el trabajo; noticias en el diario; mails de amigos y spams; textos para aprender y recados dejados en papeles o en el celular; conversas de minutos mientras compramos el diario o estamos en el colectivo.
Es una suma de "cosas extras".
Y nuestra vida, nuestras tareas, nuestras metas y deseos, van a la par de todo esto que tenemos en la cabeza, a la par de lo que queremos hacer y lo que no alcanzamos a hacer, ya sea por falta de tiempo o por estar, precisamente, pensando o escuchando o viendo en alguna de estas cosas.
¿Habrá tiempo para pensar en algún segundo en nosotros, en lo queremos alcanzar o en lo queremos ser, o en lo queremos para nosotros o para nuestras familias?
¿Habrá tiempo? ¿Se detendrá todo aunque sea tan sólo por unos minutos?
Y para terminar, ¿podemos cerrar nuestros sentidos a nuestra voluntad, para poder aprehender lo que realmente importa?
Espero tener una respuesta más clara sobre este tema pronto.
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