18 de Enero de 2010
El impacto de la victoria de Sebastián Piñera lo percibí hace dos semanas, cuando vi la película Invictus, dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon. No ha salido en cines todavía, pero una buena amiga me prestó un DVD del film, de esos que las distribuidoras entregan a críticos de cine antes del estreno.
El impacto de la victoria de Sebastián Piñera lo percibí hace dos semanas, cuando vi la película Invictus, dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon. No ha salido en cines todavía, pero una buena amiga me prestó un DVD del film, de esos que las distribuidoras entregan a críticos de cine antes del estreno.
El impacto de la victoria de Sebastián Piñera lo percibí hace dos semanas, cuando vi la película Invictus, dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon. No ha salido en cines todavía, pero una buena amiga me prestó un DVD del film, de esos que las distribuidoras entregan a críticos de cine antes del estreno.
Invictus trata de la instalación del gobierno de Nelson Mandela y, particularmente, de la obsesión de ese gobernante sudafricano por generar condiciones de unidad en un país herido mortalmente por el machetazo del apartheid. Sin ánimo de contar la película, lo que me impresionó fue cómo Eastwood recrea las ganas, las expectativas, los sueños de años de maltrato que tienen los que acompañan a Mandela al gobierno. Les brillan los ojos, les salta la sonrisa sin provocación, hablan de utopías, de símbolos renovados, de un mundo por reconstruir.