LA LLUVIA MOJA A TODOS Y TODAS POR IGUAL

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Puerto Montt/Chile. Noviembre de 2008.

La lluvia moja a todos y todas por igual.

Hoy precisamente, es un día en que la lluvia moja a todas y todos igualmente, sin importar lo cubierto que estemos en el aspecto climático, financiero, emocional, laboral y familiar.

Estuve parado junto a 6 personas como yo, de distinto origen y ocupación, bajo el mismo refugio bajo una lluvia furiosa, fuerte y repentina, que afortunadamente nos reunió bajo esa estructura simple y a la vez compleja, que nos brindó protección y sosiego en la urbanidad y amplitud de la calle, del espacio público.

Precisamente gracias a ese momento en que trascurrieron cerca de 10 minutos mientras esperábamos la locomoción y a no mojarnos, que concluí que las vidas de nuestros semejantes pueden ser parecidas o distantes; pueden ser similares o contrarias, pero todas sin excepción son susceptibles de sucumbir a la fragilidad de las circunstancias del tiempo y la energía que nos hace vivir a nosotros y al mundo.

De esa forma, los seis seres humanos reunidos ahí, fuimos un cuerpo social que compartió protección y abrigo frente a una inclemencia del tiempo, pero que al mismo tiempo, tenían diferentes razones de existir y diferentes estados de vida y ánimo.

Eso es lo que nos hace diferentes; eso es lo que nos hace humanos; imperfectos, débiles y sensibles a la alegría o la tristeza, a la rabia o al amor.

La lluvia de verdad que moja a todos por igual: sólo es cosa de ver cómo todo el mundo sufre frente a los vaivenes de la economía y la imprudencia del ser humano, pese al poder y a los recursos económicos que se pudiera haber tenido, a la estabilidad y a la tranquilidad que lo material pudiera haberles otorgado, no asegura nada claro ni concreto.

Termino estas letras y claro, sigue lloviendo en Puerto Montt.